Porqué digo "casi"...es que esta receta se puede conseguir en muchos sitios y el sabor original lleva champiñones, sólo que la negrita aquí no tenía a la mano y preparé como siempre una versión propia de este plato para deleitar a mi sapito con un almuerzo diferente a lo que a veces con el poco tiempo le toca comer al amor de mi vida.
Confieso que me apasiona el sabor que aportan como diría mi madre "los aliños naturales", es decir, pimentón, cebolla y ajo, es increíble como siendo apenas una principiante en el mundo gastronómico, mis comidas adquieren esa sazón criolla que tanto nos gusta a los venezolanos.
También confieso que encontramos desde que nos mudamos a esta ciudad, una carnicería de primera y ya nos venden la bandeja de strogonoff de lomito lista para sazonar y cocinar, aunque también confieso que pico los trozos de carne mucho más pequeñitos por un trauma con la carne atorada en la garganta de lo que no les voy a contar.
Confieso que se cocina muy rápido este plato, pero que lo más importante es probar continuamente la sazón luego de agregar la crema de leche, ya que debemos evitar que nos quede ese sabor a lácteo tan marcado, este ingrediente aporta la cremosidad a la salsa que ya debes tener cocinándose con el lomito.
Usen además de la sal y la pimienta, soya, balsámico, un toque de canela y verán como en 20 minutos o menos pueden almorzar algo delicioso y fuera de la rutina diaria.
Lo acompañé con arroz y tajadas, ya saben el tiempo apremia, pero en fin, le lleve hasta el trabajo a mi amor, más de un sabor agradable para recordar.
SABORES: ojo, no soy comedora asidua de carne roja, pero un buen lomito es una debilidad que todos deberíamos tener y para la próxima no dejaré de ponerle champiñones. Cocinar para el disfrute de otros es una de las emociones más genuinas de la vida!
Besos de Chocolate
Nadeska
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